Y su camiseta es ya, por méritos propios, una prenda imprescindible para los seguidores de la franquicia de Houston por pertenecer a un jugador único. Tras años de reconstrucción, el club ha conseguido una plantilla joven y hambrienta en la que es la estrella gracias a su capacidad para anotar, rebotear, asistir y taponar. Acostumbrados al verde, blanco y rojo en Milwaukee, o a aquel violeta de hace unas décadas, si que será sorprendente ver a los Bucks vistiendo de azul.